martes, 24 de agosto de 2010

Relojes Derretidos.

El tiempo es un estado emocional, no un sistema regulado, la ausencia
de tiempo es igual a la libertad total del alma, una catarsis bucólica
(siendo la forma más pura de acercamiento a la natura) donde solo
existes tú y tu "yo" en una conversación sin fin que se traduce en la
dinámica de concepto.La nada lo es todo, porque todos nuestros
pensamientos propios y subjetivos son los que nos forman y al igual
que para nosotros son el todo, para otro no son nada. Hasta que no se
produzca el fin de la dinámica de concepto, lo que llamamos "yo",
nuestro ser, lo que nos forma y da sentido, seguirá siendo la nada,
pero si la dicha dinámica cesa, lo que es la nada se convierte en
vacío, carente de sentido y fin.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El código de Hammurabi

Litros de letras derramadas, en los papeles. La tinta no es suficiente para calmar la sed de esos dichos, de esos pasados perfectos y a veces imperfectos. Lo que la emotividad manufactorada me llevó a preguntar, lo que mis palabras no me dejaron expresar, porque son ellas las culpables de todo, son ellas las que marcan mis pasos.

Nunca quise ocultar, ni parecer que lo hacía, esas palabras que guardé en un saco y luego se hicieron hechos y esos hechos mejor en la penumbra, ya que la luz los podía descolorer. Pero no lo hacía por hacer, lo hacía sin querer, no me enseñaron a contar, y si lo hacía, por lo menos que no se viera. Y ahora, y ahora qué. Esa manera de sentir ha tapiado mi manera de explicar ese sentir, y a veces siento que estafo, que me estafo, pero recuerda...me enseñaste tú.

La lírica ya ha muerto, no sé porque piensas que aún te puedan entender con ella. Pero es lo que le queda al que piensa que es la manera de decir sin afirmar, para los que son señores del terreno de la duda, para los que prefieren crear, para los que tienden a la vida después de nacer muertos.

Una verborrea de palabras, esas letras derramadas en el más absurdo pozo de experiencias que mejor no ponerle nombre, por ello, gracias padre por enseñarme a olvidar rápido. Los secretos se ocultan, pero mejor que estén lejos, gracias al Señor, yo ya estoy curado de ellos, solo guardo esas experiencias incatalogadas.

Nunca podré explicarlo, y no pregunto, no pregunto, porque me han enseñado a guardar distancias que mejor que nunca hubiesen existido. Las distancias, que son necesarias para que los secretos queden en la sombra. Y lo que intento decirte es que mi sombra está vacía, pero la distancia me impide enseñarte que eso es así y ello lo que pueda expresar o derramar en palabras.